Cultivo y cosecha del agave

El tequila no existiría sin el noble agave (“agave” proviene de la palabra griega ​“agavos”, que significa ​“notable” o ​“admirable”) y es imposible exagerar el significado de la planta en la cultura mexicana. Durante miles de años, los agaves fueron vitales para la supervivencia de los antiguos pueblos mesoamericanos, cumpliendo el doble propósito de ser una herramienta práctica y una fuente de alimento: las fibras se utilizaron para hacer cuerdas, telas y redes, las espinas se utilizaron como agujas para coser y en aplicaciones medicinales y ceremoniales, y las flores, hojas y tallos sirvieron como importantes fuentes de nutrientes. Hasta los gusanos que se alimentaban de las hojas eran capturados y consumidos. Por eso, la planta ha simbolizado durante mucho tiempo la salud y la abundancia en la cultura mexicana.

Puesto que la planta estaba tan completamente entretejida en la vida cotidiana, las propiedades vivificantes y sustentadoras del agave elevaron la planta al reino mitológico y espiritual de las primeras sociedades mexicanas. Esto se representa perfectamente con Mayahuel, la diosa azteca de la fertilidad y la nutrición, que generalmente se representa como una planta de agave, o su espíritu o guardián. El significado espiritual del agave también quedó claro a través del uso de sus subproductos; la dulce savia de la planta se fermentaba para hacer pulque, bebida alcohólica que se convirtió en un elemento clave en las celebraciones, la diplomacia y los rituales religiosos. El mezcal, el primer licor destilado hecho de agave, ocupa un lugar similar en la cultura mexicana, y un lugar destacado en las celebraciones de los momentos importantes de la vida (nacimientos, bautizos, bodas y funerales).